13 marzo 2012

(...No existían en el mundo)

Soy incapaz de usar la lógica. Nací con algún tipo de tara que me hace pensar que basta con querer que algo sea posible para que aparezcan las soluciones. Soy así, no puedo evitarlo. Solo sé escuchar al corazón, porque la cabeza rara vez me dice algo. Debo haberla perdido. O quizá nunca la tuve. Tiendo a pensar que lo más importante en el mundo es lo que uno siente. Y que luego está todo lo demás. 

Y así no funciona el mundo. Nadie se pone en peligro por una causa perdida de antemano. 

Terminaré aprendiendo, o sino voy a seguir siendo la chica de la mala suerte, a la que le persiguen constantemente los mismos errores, las mismas frases, y un montón de noches preguntándome un montón de cosas que nadie va a responderme.








6 comentarios:

La de la cama de al lado dijo...

Yo sigo pensando, y creo que siempre pensaré, que las causas que de antemano parecen perdidas, son aquellas por las que merece la pena luchar. Si no, ¿para qué?
Para que salga algo grande, tiene que arriesgarse a lo grande...

r dijo...

Oh.
Yo nunca me fijé en chicos que pensaran como tú (ni como yo)

:)

dEsoRdeN dijo...

Creo que pocas veces me habré sentido tan identificado con todas y cada una de las palabras que has escrito, Raquel. Por momentos no sabía si hablabas de ti o de mi...

(a la mierda el cerebro! Y que vivan los instintos, aunque nos lleven a la más terrible de las derrotas!)

r dijo...

C... no sé, no sé. Se me escapa todo del entendimiento.

Señor Desorden... ¿Entonces sí existían en el mundo chicos que pensaban como yo? :)

Luna Méndez dijo...

Raquelina, Raquelina!
Verdad que es horrible cuando parece que la calamidad persigue a una?
Entiendo la sensación. Las malditas piedras que sin ser las mismas, son todas parecidas y nos hacen tropezar como tontas!

Pero bueno, deja que te diga que sin el corazón y sus implicaciones...las conversaciones serían tan...monótonas! (Por no hablar de la musiquita bonita, los libros llorones y demás manifestaciones artísticas!)

Así pues, bienvenidos sean los "nunca aprendo" y los "estoy siempre igual". Sin ellos nuestra vida sabría al mejunje ese raro que comen los de Matrix.

dEsoRdeN dijo...

Pues eso parece, señorita Raquel...