28 mayo 2010

Sí. Blanco. No. Negro.



.

Ganas de mandarlo todo a la mierda. Que ya está bien. Que quiero más. Tic, tac. Arrinconar mi versión edulcorada. Acostumbrarme a esto, perder ya la costumbre de la mirada perdida, de las recreaciones mentales de situaciones hipotéticas en las que nunca acabo durmiendo sola. Ni despertando sola. Ctrl + alt +supr.

No.

Consumirme en ternura. Querer de golpe. De una vez. De sopetón. Sin calcular, sin tantear, darlo todo. No dejarme nada. Agotar las existencias.

, no. Soltarlo todo, morderme la lengua.

, hoy.

No, quizá mañana.

Dudas, miedos. Cuentos chinos.

Hay alguien que últimamente no deja de chillarme imbécil, eres una imbécil. Dejó caer su nombre antes de abandonarme. Paciencia, conciencia... algo así era. Ya no me acuerdo.

Dudas. Que vienen. Y van. Cuentos de nunca acabar.

Sé lo que terminaré haciendo. Aunque al final no seas de esos.

Colorín, colorado.

Ya estás tardando en cogerme de la mano y tirar de mí.


Oniric – Atrapado [Versión Spotify]

26 mayo 2010

¿Tienes laca para un tupé?

Me viene haciendo falta para ya mismo, que me ha poseído el espíritu retro después de escuchar a Kitty, Daisy & Lewis, tres hermanos, tres músicos, tres niños prodigio londinenses (o ya más bien chicos) influenciados por el rockabilly de los 50.

Tienen talento, además de un sonido especial capaz de llevarte 60 años atrás en el acto gracias a que no han utilizado ni un solo aparatejo digital para grabar sus canciones. Todo a la antigua usanza. Y este es el resultado. Movimiento de pies incontrolable.

Aunque el videoclip tiene su aquel, yo prefiero verlos en directo, en plena acción [y de paso repaso algo de alemán, oiga].




Y para el que, como yo, se haya quedado con ganas de más, Imelda May.




Pssst!
Lectura recomendada.
Del blog de Luna Méndez, Battle Against Butterflies.
Esta chica es muy buena.

22 mayo 2010

No sé de qué artimañas te has valido para incrustarte así en mi cabeza.



Debes haber estrujado el espacio-tiempo a tu antojo. No sé cómo, pero lograste atraparme en el instante mismo en que tu latitud y longitud terminaron convergiendo con las mías en un mismo punto. De alguna forma has debido enmarañar las distancias insalvables para que ahora, aún a millones de kilómetros, yo siga aquí. Bajo el influjo de tu magnetismo sensorial.

Y entre tanta confusión en la que me has metido, poco a poco, sin apenas darme cuenta, te has apropiado de hasta el último de mis suspiros, todos para ti. Te has hecho deseo, te has convertido en necesidad, en sed, en ansias.

No tiene explicación física. Puede que te hayas inventado una fuerza gravitatoria arrebatadora que me arranque de mi eje, que me empuje atropelladamente, irremediablemente hacia ti. De otro modo no soy capaz de entender la atracción irreversible que me provocas tú y tu voz, tú y tu boca, tú y tus caricias.

Tú.

Todo tú.

21 mayo 2010

Supervivencia en alta mar (o cómo conocí a Señor-agrio)



Estoy pensando en comprarme un chaleco antibalas para la próxima vez que coja el barco. Lo digo totalmente en serio. Durante dos años he estado navegando cada fin de semana, casi sin excepción, y he llegado a la conclusión de que en las tres horas que dura el trayecto puede pasar cualquier cosa. Repito. Cualquier cosa.

Porque no es normal que un chillido de júbilo [emitido por alguien que llevaba diez cubatas encima] la saque a una del sueñecito que se está echando en la incómoda butaca para evitar marearse, y lo que vea nada más abrir los ojos sea a un huevo kinder meando en un helecho plástico a dos metros de distancia. Que sí, que era época de carnavales, pero aun así no deja de ser desconcertante.

O que a cuenta de un enchufe en el que conectar un portátil se desate una batalla campal. O que un señor se desgañite ante mis ojos, mis estupefactos ojos, y proteste impertinentemente porque el sofá en el que estoy sentada no está ocupado.

[...]

Señor-entrado-en-años-altivo-y-con-muy-MUY-mala-leche: Señorita, ¿está ese sitio ocupado?

Yo-sentada-en-una-silla-ocupando-parte-de-un-sofá-con-mis-cosas: Eh... no. En realidad no.

Señor-dirigiéndose-a-otra-chica-que-estaba-a-mi-lado: ¿Está ocupado?

Chica: No.

Señor-alzándome-la-voz-hasta-rozar-la-falta-de-respeto: ¿¿Estás segura?? ¡¿Estás segura de que este sitio no está ocupado?!

Yo-sin-entender-por-qué-ese-viejales-se-enfurecía-cada-vez-más: Eh... sí. Oiga, si quiere sentarse, quito mis cosas enseguida. No hay problema.

Señor-que-se-ve-que-tenía-un-inversor-de-palabras-educadas-instalado-en-el-cerebro-que-convertía-todo-sonido-en-insultos-malsonantes: ¡¡¡ME PARECE INDIGNANTE!!! INDIGNANTE. Yo soy de la casa, y sé cómo va esto. Hay una madre con una niña dando vueltas que no sabe donde sentarse, ¿sabes? Ahora mismo voy a traerla, y vas a quitar tus cosas. ¡¡Y esa gente que está ahí acostada también va a levantarse!! ¡¡PORQUE LO DIGO YO!! Vaya que sí.

Yo-estupefacta: ...yo no he visto a esa señora. De cualquier forma, no tengo problema en cederle el sitio. Aun así, debería dirigirse mí con respeto, igual que yo me dirijo a usted. Más todavía siendo de la casa. No olvide que soy cliente.

[Me da la espalda. No contesta. Se larga. Pasan unos minutos. Vuelve]

Señor-después-de-traer-a-señora-con-niña-y-dirigiéndose-al-resto-de-la-sala: UNA VERGÜENZA... Qué falta de respeto. Gente como ustedes no son clientes.


[...]

Señor-agrio hubiese continuado atrayendo las miradas de los presentes con su monólogo, de no ser porque un tío se levantó y decidió interrumpirle a empujones. Después de eso, llegó otro, y otro, y señor-agrio, valiente valentón envalentonado, más les provocaba. Y yo ahí en medio, en mi silla. A punto de alcanzar una zurra por decir que mi sitio no estaba ocupado. Quién me manda.


Lo más curioso de esta historia fue descubrir que, según palabras textuales de la propia señora-con-niña, este sujeto fue a buscar a la mujer cuando ya estaba sentada y no pretendía moverse, y la obligó a levantarse y a meterse en este embrollo.


Que las anécdotas absurdas me acechan no es un secreto. El problema es que encima ahora se están tornando tensas. Voy a tener que estar preparada.

16 mayo 2010

Tenía que haber sido un beso que durara un siglo bisiesto.


Y entre tanto, habría tenido tiempo de sobra para corretear con mis dedos índice y corazón por tus manos. Por tu brazo. Por tu espalda. Por tu hombro derecho. Por tu cuello.  Y caricias. Después, caricias. Habría acabado con todos los quizases del mundo. Puede que así lo hubiese conseguido. Quizá.
No es justo.
Voy a tener que aplazarlo otra noche más. Otra más.







Música de ascensores - Love of Lesbian


[Flickr]

15 mayo 2010

¿...Sabor a qué?


Próximamente "Pincho de Tortilla" y "Fabada Asturiana"

Gracias, Luna Lunera Méndez (Battle Against Butterflies), por este pero-qué-ven-mis-ojos-esto-no-puede-ser-verdad.

10 mayo 2010

Creo que llevo demasiado tiempo con la sensación de estar en pause, y eso no debe ser bueno.

En realidad no sé qué estoy haciendo. No sé a qué espero, ni si espero, y si espero, no sé lo que espero. Cabe incluso decir que existe la posibilidad de que por no saber, ni siquiera sepa lo que quiero. Sí, soy de ese tipo de personas que a priori parecen incomprensibles, y después de observarlas, se disipan las dudas. Yo lo sé. Soy consciente de ello. Sé que soy complicada. Que escondo más de lo que enseño. Que juego al despiste sin haberme leído las reglas. Que así no engaño a nadie. Que se ve a leguas que creo que creo que va a pasar algo de repente. Algo que me quite de la boca este maldito sabor a modo subjuntivo.

Creo que creo.

Como si creer que se cree fuera lo mismo que creer de verdad.

04 mayo 2010

Aprovechemos que vas de blanco y éste es el sitio menos romántico del mundo.

[...]

- ...porfi, porfi, porfi, porfi, pooooooooooooooorfi. Cuéntamela otra vez.

- Por dios, pero si te la sabes de memoria.

- Jo, que me gusta. Venga maaami... porfi, porfi, porfi.

- ... Venga, va. Ya sabes dónde fue. Creo que concretamente, en el pasillo de las croquetas de perro. Qué tontería, no sé ni qué hacíamos ahí. Nunca hemos tenido perro.

- ¿y qué pasó?, ¿cómo te lo dijo?, ¿qué te dijo?

- Mmm... a ver. Pues eso, estábamos en medio de aquel pasillo y, tampoco te mentiré, la verdad es que yo iba muy guapa. Creo que llevaba un vestido corto de lino de color blanco. Y no sé, no sé que se le pasaría a tu padre por la cabeza, pero de repente soltó el carro, me agarró de las manos y me dijo “aprovechemos que éste es el lugar menos romántico del mundo. Cásate conmigo. Inventadamente. Ahora. ¿Quieres?, ¿Qué me dices?...”

- “...y seguiremos juntos hasta que nos siga dando la gana” – creo que también dije. No sé cómo no te lo sabes de memoria, enana.

- ... es que es muy divertido.

- Venga, venga... se acabó la cháchara, que se enfría la sopa.

- Pero jooo, ¡siempre os saltáis la mejor parte!

- Pero si ya lo hemos dicho todo, ¿qué falta?

- ¡Jolín! ¡Papá siempre me cuenta qué se le pasó por la cabeza y por qué dijo aquello! Os estáis haciendo los olvidadizos a propósito, estoy segura.

- Jaja, ya le ha salido la pequeña detective que lleva dentro. No lo hacemos a propósito, mujer, es que no te das cuenta de que aquí, a tu padre, le da vergüenza contar esas cosas…

- Porfiii, ¡es lo mejor!

- Ay, qué bien se te da sacarme los colores, pequeña. Verás, ví a mi alrededor todas esas latas de comida de bicho y no pude más que pensar que si alguna vez tenía perro, querría sacarlo a pasear con tu madre, querría tener una excusa para dar paseos interminables con ella, querría verla cuatro o cinco veces al día, lloviera, nevase o hiciese frío, querría verla a la luz de todas las lunas, soles, nubes y demás fenómenos meteorológicos. Pero claro... los perros dan una lata tremenda, y para ser sólo la excusa, me pareció más sencillo casarme con ella inventadamente, ¿satisfecha?

- ¡Noooo! ¿Y mamá qué contestó?

- Diminuta granuja, ¡sabes que no contesté! Se me pusieron los mofletes del color de tu abrigo y sólo acerté a achucharle y darle un beso de amor verdadero.

- ¡Ayyy!, ¿un beso de amor verdadero?, ¿cómo el de la Bella Durmiente?, ¿eh?, ¿eh?, ¿eh?

- Sí, un beso de amor verdadero...






Texto inventado junto a Battle Against Butterflies.
Es extremadamente divertido crear cosas contigo, mi querida Luna Méndez (oficialmente) (y millones de nombres más de manera extraoficial).

03 mayo 2010

Juegos peligrosos

Una mala influencia puede cambiarte la vida. Puede que incluso en un mal día cuatro palabras desafortunadas consigan que te creas cualquier chorrada. Pasa aun siendo adulto. Pasa aun habiendo alcanzado un considerable grado de madurez, experiencia y sensatez. Me asusta imaginar qué podría pasar si esa misma mala influencia y esas mismas cuatro palabras desafortunadas de las que hablo se topan con alguien vulnerable en un horrible día gris, en plena adolescencia.

Hoy, por primera vez desde que tengo este blog, he borrado un comentario por parecerme ofensivo, y sobre todo, peligroso. Es curioso, porque en él no había ni palabrotas ni insultos, nada que en un principio fuera reprobable. Simplemente una chica me invitaba a unirme a una “carrera de kilos”, uno de los típicos concursos de la blogosfera, pensé. Un simple juego.

Cuando hice click en su nombre y llegué hasta su blog, pasé del asombro a la indignación en el mismo tiempo en el que tardé en leer el encabezado de la página: “Ayuno. Sentimiento de vacío, sentimiento de felicidad”

En este blog se suceden imágenes y textos que inducen a dejar de comer, a practicar el ayuno, a bajar de peso a cualquier precio. Ese simple juego al que me invitaron no era tan simple. Se trataba de una carrera para perder kilos. Una carrera organizada por una chica que no ha de tener más de 16 años. Una chica que comparte con sus 75 seguidoras mensajes como “duele más comer en demasía que ayunar” o “deja de comer, cerdaaa”. Una chica que no sólo es probable que padezca un trastorno alimentario como la anorexia, sino que además es capaz de tratar de incitar a más jóvenes a caer en esa enfermedad a través de un juego. Un juego peligroso.

Yo he entrado en ese blog y me he pasado allí un buen rato, siendo consciente de que lo que estaba leyendo eran cosas que no tenían ni pies ni cabeza y que atentaban contra la salud física y mental, siendo consciente también de que esa página es altamente venenosa para cualquier persona que se encuentre en esa etapa complicada que es la adolescencia, esa etapa de cambios, de desarrollo, de confusión y de emociones desorbitadas. Textos como esos leídos en algún momento en el que se tenga la autoestima tocada pueden arrastrarte a terrenos pantanosos. Por eso eliminé ese comentario. Porque me niego a que se trate a broma un tema tan serio como la anorexia. Desde el principio uno tiene todas las de perder cuando decide meterse en un juego como éste.


Sin embargo, habiendo dicho todo esto, creo que quizá convenga compartir el link. Seguro que no os dejará indiferentes.

http://danariie.blogspot.com/

Lo de este blog no sólo es indignante. También es denunciable. Tomaré las medidas pertinentes.