23 noviembre 2012

Puede que sea verdad.

Eso que dicen sobre nosotros.
No sobre nosotros dos.
Quiero decir sobre nosotros en general.
Nosotras. Vosotros.
Que pensamos diferente, que vemos diferente.
Tanto, que nacimos en planetas opuestos, con órbitas dispares.

Creo que tienen razón.
Que vemos lo importante de forma distinta.
Nosotros en general no.
Nosotros dos en particular.

Pero no sé si eso importa.










07 noviembre 2012

¿Qué tal el día?

A las 7:30 sonó Los días raros. Soy incapaz de despertarme con esas canciones estridentes y extremadamente animadas. Tan temprano, y en medio de tanto silencio, sonando repentinamente, me asustan. Siempre me despierto con la misma canción (y siempre he pensado que eso es contraproducente. Cualquier día no muy lejano odiaré ese piano como odio Light My Fire. Aunque de esto último no tiene toda la culpa el despertador).

Abrí los ojos, intenté despegar la cara de la almohada, estiré el brazo, alcancé el móvil, lo sacudí y envié algunos emoticonos sin llegar a verlos del todo. O puede que no fuera exactamente en ese orden. No. Abrir los ojos fue lo último que hice. Con absoluta y ceremoniosa lentitud, como todo lo anterior, por cierto. Esos primeros minutos del día siempre pasan de una manera, que se me convierten en medias horas y hacen que se me haga irremediablemente tarde y vaya siempre corriendo (a veces literalmente) y sin desayunar (si mi madre llega a este blog y lee esto, comentará totalmente furiosa y dirá algo sobre beber agua, comer piezas de fruta y abrigarme bien, y sobre que me tengo que cuidar, y que si no lo hago, va a cogerse un avión y va a venir a vigilarme. Tengo 23 años que a veces le parecen más y a veces menos. Casi siempre menos. No la culpo. A mí me pasa algo parecido. He escrito 23 y en realidad son 22), y como decía antes de la coma y el paréntesis, sin desayunar a la Facultad. Hoy, por supuesto, ha sido uno de esos días de aparecerme en cuestión de minutos en un aula que está a 15 minutos de mi cama. 16 si contamos las escaleras que tengo que subir exhausta.

Llegué a tiempo para asistir a una clase sobre crónicas periodísticas. Total, para tener la cabeza en otro lado. Acabó la clase. Me dijo el señor profesor antes de irse que el texto sobre Etta James que le entregué la semana anterior no tenía alma. Que no tenía alma.  Q u e   n o   t e n í a   a l m a.  Es una forma tan poética de suspender, que la rabia se me multiplicó por tres. No estaba de acuerdo, pero no dije nada. Ya me coroné con un comentario incendiario la primera semana de clase. Salí de la Facultad. Fui a Alcalá de Henares por primera vez. Me recordó a Aranjuez. Por eso me gustó y no me gustó. Fui a investigar (según decía la tarjeta de identificación que me dieron en el Archivo General de la Administración). Me pasé allí el resto de la mañana leyendo informes de censura de una película de 1944. Todos acababan en frases como "¡por Dios, por España y por la revolución Nacional- Sindicalista!" o "¡Viva Franco!". Desprendían ranciedad. Parecía que alguno de aquellos Señores Generales del Ejército de España fueran a salirse de sus firmas y nombres manuscritos y fueran a engullirme. 

Cuando volvía a casa iba pensando en la cantidad de personas distintas que habían tenido aquellos papeles en sus manos, en la Historia de España, en el Partido Popular y en las formas modernas de censurar, y en otras cosas similares, que de tan filosóficas y pesadas, no vale la pena que me extienda en explicarlas. 

Y llegué a casa cansada después de muchísimo tiempo de camino. Y de haber estado pensando en política mientras iba en un cercanías cochambroso, pasé a estar pensando en irme de Madrid mientras freía croquetas y fuera llovía. Madrid está demasiado lejos. Y no quiero tener que enviar emoticonos a tientas por las mañanas. No quiero echarte siempre tanto de menos.




 Los días raros - Vetusta Morla 
Mapas (2011)


Pssst! He encontrado la canción con la que me despertaba hace dos años... [ http://raquel-busca-su-sitio.blogspot.com.es/2010/12/buenos-dias.html ]