29 diciembre 2013



Lo propio de una chica impulsiva con el corazón roto es coger el teléfono, a pesar de que no debería hacerlo, para llamar al chico que nunca ha llegado a entenderla del todo y decirle todo lo bueno y todo lo malo que pueda ocurrírsele a la vez, como que le odia profundamente por no poder dejar de quererle, aun cuando hay veces que la ha hecho sentir absolutamente invisible.

Hablar sin parar, solo porque le duele el pecho casi tanto como el tiempo que pasa sin saber de él. Hablar por hablar. Hablar para nada. Porque por más que le diga que el inmenso desastre en el que se han convertido podría pararse si viniese a buscarla, no va a servir de nada. Él es el chico que nunca la ha entendido. Y nunca la va a entender.

La distancia es distancia y solo sirve para alejarse.
De nada sirve que pase más tiempo.

Por eso desaparezco.

15 diciembre 2013



Tú vas a ser siempre tú.
Y yo voy a ser siempre de la misma manera.
Por eso no va a funcionar.
Ya no podríamos volver a empezar.
El principio solo está al principio.
Y después de que pasa, ya es pasado.





08 diciembre 2013

Atreverte así a borrarlo todo.

El suelo, la lógica y a todos los demás.
Solo para quedarnos solos.
Y entenderte perfectamente sin necesidad de que hagas nada más.
Saber lo que está pasando sin que tenga que pasar nada más.
Nada más que encontrarnos.