22 junio 2012

Sobre una velada sin ninguna luz en absoluto.


Como las sombras de todo lo que hay aquí dentro además de nuestros cuerpos.
Como la habitación, con la puerta cerrada y las persianas bajadas.
Oscuros los dos,
los dos teñidos de negro.
Para escucharnos mejor,
para intuirnos mejor.
Para que la gravedad nos lleve,
hasta que se haga de día y nos hayamos conocido demasiado.

1 comentarios:

r dijo...

A veces soy una triste y solo escribo cosas de corazón roto. No puede ser.