31 mayo 2012

A estas alturas alturas del año solo pienso en coger aviones.


Madrid en junio da sed. 
Voy a hacer las maletas.
Arrivederci...

Prometo traeros un regalo. 
Una de esas camisetas.



"Alguien que me quiere mucho me ha traído esta camiseta de..."

Y el dibujo... Bueno, creo que me he tragado a Tarantino.




Cielo rojo - Hello Seahorse!

30 mayo 2012

My sunglasses. They are mine.







Peggy Lee - I only have eyes for you




El calor no me sienta bien. Hoy por lo menos no. Así que como no tenía el cuerpo como para sacarlo de casa, lo senté frente al escritorio y lo puse a dibujar... 
Yo quería que llegaran las vacaciones, no el verano. 

24 mayo 2012

No te vayas a arrepentir ahora, porque ahora sí que no tiene sentido.

Además, no me miraste. No me miraste durante ciento veinte kilómetros. Puedo recordarlo perfectamente.
Seguiste conduciendo, joder. 
Y yo te estaba avisando de que me estaba apagando y que si me dejabas en el aeropuerto iba a darlo por muerto.
Iba a darlo por muerto.

No te arrepientas, de verdad. 
No te has equivocado.
Acabarás entendiendo como yo por qué tenía que coger un avión aquel día y tú tenías que volver a casa.



21 mayo 2012

Llegando a Madrid.


Han pasado casi tres años desde que llegué a Madrid. No estoy muy segura, las cuentas jamás se me han dado bien, y tampoco recuerdo fechas, excepto mi propio cumpleaños y el día de Reyes (básicamente porque va una cosa después de la otra). Soy un desastre, lo sé. 

Me he dado cuenta justamente ahora del tiempo que ha pasado porque me he pasado la tarde dibujando, intentando calmar los nervios residuales que tengo en el cuerpo tras la peor mañana académica que puedo recordar después de dos exámenes en los que habían números y física -cosa que, para la persona menos matemática del mundo, resulta realmente traumática-, y cuando iba a guardar la ilustración, me he encontrado con una carpeta que llevaba por sugerente título "Llegando a Madrid". Doble click y nudo en la garganta...









Y como en un flash, volví a aquel momento. No usaba el pretérito perfecto compuesto, y aún pronunciaba la j como una h aspirada. No sabía usar el modo manual de mi réflex, ni tampoco si iba a ser capaz de vivir en un lugar con más de 3.000.000 de habitantes. Muchos más. Me agobió tanto Gran Vía la primera vez que estuve, que sentí que tenía el tamaño de un gusano entre toda aquella gente que cruzaba a toda prisa de un lado a otro de los pasos de peatones. Estaba perdida, pero más lo estaban mis padres, que además de la desorientación que les estaba provocando Madrid, aún no habían terminado de asimilar que me fuera aún más lejos de casa, dejando a la mitad una carrera. Pero yo estaba segura de que éste era mi verdadero sitio,  de que yo no quería ser traductora, sino dedicarme a la Comunicación Audiovisual, de que aquí iba a estar contenta, y ellos me acompañaron los primeros días.

Y volver a empezar de nuevo. Nueva Facultad, nuevo piso, nuevas caras. Septiembre, octubre, noviembre y diciembre agridulces... 

La primera vez que fui a Sol por la noche entre semana y pensé que debía haber alguna fiesta porque me pareció que había demasiada gente en la calle, la vez que un gran amigo me llevó a visitar Prisa y sentí que que había tomado la decisión correcta, la vez que mi compañero de piso y yo nos bañamos en una fuente, la vez que vi nevar en Toledo -pero que no la cuento porque no fue como yo quería-,  la vez que lloré muchísimo en la ventana de mi cuarto y llovía demasiado. 

Y después de todos esos cambios, enero...

Yo en la televisión haciendo lo que me gusta -aunque no como me gusta-. Canciones, conciertos... Descubrir un mundo totalmente diferente que también era mi sitio. Nuevas caras nuevas. Gente que llegó rápido y se fue aún más rápido, y personas por las que pienso que toda aquella aventura valió aún más la pena si tengo en cuenta que sin haber pasado por ella no las habría conocido.

Volver a Madrid de nuevo y sentir vértigo porque me parecía que todo había cambiado demasiado.


Cuando acabó el verano y tocó volver a empezar de nuevo ya no era la misma ni quería tampoco las mismas cosas que 365 días atrás. Supongo que no es que todo haya cambiado demasiado, sino que todos los cambios de estos últimos años me han hecho crecer muchísimo. Sigo queriendo estar aquí, aunque a veces eche tanto de menos tantas personas, tantos lugares, tantas cosas... Nadie dijo que tener tantos sitios a la vez fuera fácil.






(y aquí el dibujo que provocó todo esto)

  




Será un reencuentro inesperado...

Llevan tiempo esperándose...



Oniria e Insomnia - Love of Lesbian
La noche eterna. Los días no vividos. (2012)

12 mayo 2012

Perdí dos años, y de esos dos, sobre todo uno.

Dejar que pase el tiempo no es esperar ni tener paciencia.
Dejar que pase el tiempo es perderlo irremediablemente.
Ahora que lo sé, lo único que quiero es que mis errores no vuelvan a parecerse.
Si voy a tenerlos, que sean totalmente nuevos. 
Lo que tuve que aprender de haber esperado demasiado, ya lo aprendí.






08 mayo 2012

A veces me parece que me conoces.


Es como si todo lo que dijeras,
lo estuvieras diciendo por mí.
Creo que te conozco, creo que nos conocemos, que nos hemos besado, que hemos hecho el amor.

03 mayo 2012

Chico-que-hablaba-como-yo-menos-por-el-acento me dijo que quería una sorpresa.

Una sorpresa en un día de lluvia terrible como hoy.
Desde luego eso es mucho mejor que esta tableta de chocolate negro.
No quiero más.
(la he apartado y la he mirado con rabia)
Yo lo que quiero es una sorpresa.
Yo también quiero una sorpresa.

Por favor, que mayo no se parezca a marzo más que un poco en la primera sílaba.



Quiero verte más - Francisca Valenzuela