Yo hablo de no hablar en absoluto.
Hablo de arrancarte el aliento,
de perder el pudor y los modales,
de dejar la huella de este encuentro en tu espalda.
Aún no es tarde. No te vayas. Además, está lloviendo. Quédate esta noche.
Acabemos la botella, subamos el volumen de la música. Tanto que tiemblen los cristales de las ventanas del salón, que dejemos de oírnos, que despertemos a todo Madrid.
Acércate, pégate a mí, cógeme por la cintura, apriétame. Busca mi piel debajo de las capas de algodón y poliéster. Baila conmigo. Hasta que acabemos exhaustos, hasta que el deseo nos maree y nos haga caer al suelo. Y luego bésame.
Mañana será un miércoles cualquiera, un miércoles como los demás, y yo quiero despertar contigo sobre la alfombra.
¿Es demasiado tarde?
¿Se ha ido todo?
¿Ha desaparecido?
¿Ya no sientes nada?
¿No podemos perdonarnos?
¿No vamos a intentarlo una última vez?
¿Seguro que es demasiado tarde?
¿Y vamos a olvidarnos?
¿Vamos a abandonarlo todo así?
¿Vamos a acabar aquí?
¿Es esto lo que quieres?
¿Estás seguro?
¿No hay nada que pueda hacer?
¿De verdad?
Este texto aparece en el número 27 de la revista Must! Magazine
Aunque intente escapar contigo al lugar más remoto del planeta será inútil. Allí también estará ella. Ella, incorpórea, traslúcida, fantasmal. Ella, esa constante construcción mental tuya que te sigue a todas partes. No hace falta que digas nada. Sé que la echas de menos. Sé que la nostalgia te susurra su nombre mientras me quitas la ropa. Sé que soy un sucedáneo envuelto en deseo y pasión vacía.
Es hora de que acepte que nunca he sido yo.
De nada sirvió apretar con todas mis fuerzas mis labios contra los tuyos, como tampoco sirvió de nada mi paciencia infinita, mi ternura desbordada, mis suicidios verbales traducidos en declaraciones de amor de dos palabras, mis ganas infinitas de que un día de dejaras de verme sin más y empezaras a mirarme.
Acepto mi derrota. Eres libre. Ya puedes volver a casa.
Este texto aparece en el número 28 de la revista Must! Magazine