De tanto encogérsele, se le había quedado el corazón hecho una bola minúscula por las idas y venidas de los amores raros. Y ahí estaba el diminuto músculo, tan hundido, latiendo en medio de la nada, tan flojito, que nadie era capaz de sentirlo si le ponían la mano en el lado izquierdo del pecho. Todo lo demás estaba bien. Todo lo demás estaba en su sitio. Y tenía ganas de todo con fuerza. Ganas de volver a los dieciséis, a los diecinueve, a los veintiuno. Tenía ganas de todo menos de querer. Y tampoco podría, por más que quisiera. ¿Quién iba poder así, teniendo, como tenía, un corazón estropeado?
Baltimore's Fireflies - Woodkid
Iron (2013)
2 comentarios:
siempre estás a tiempo de arreglarlo; hay momentos para todo
Cé... serán etapas, o será que últimamente llueve demasiado y me pongo melancólica.
dEsoRdeN... yo no, yo no. Quien quiera arreglarlo, que lo arregle ;)
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