Pero no dices nada. Sonreír para que no te preocupes, para que no te des cuenta de que no soy tan fuerte.
Creo que aquí todo va demasiado rápido, aquí todo es gigante, todo es seco, todo es brillante, todo mentira. Quizá no encaje nunca.
De vez en cuando me tiemblan las rodillas, como si no fueran capaces de aguantar mi propio peso. Cuando flaquean de esa manera hasta la brisa más leve sería capaz de derribarme.
A veces me quedaría ahí, en el suelo, mirándolo todo, atontada por el brillo de las luces anaranjadas del alumbrado público, escuchando el murmullo de las conversaciones ajenas, viendo como va la gente de un lado para otro con la prisa devorando sus talones, mientras el corazón se suelta de mi garganta y vuelve a su sitio, al lado izquierdo de mi pecho, de donde nunca tenía que haber salido.
5 comentarios:
a este anónimo le encanta todas y cada una de las palabras que teclean tus dedos.
beso de anónimo enamorado
Un beso, anónimo.
Y es que no entiendo por qué me gustan tanto cada una de tus entradas. Si de verdad no hay nadie detrás de ellas no entiendo en que te puedes inspirar, pero cada una de las entradas son perfectas. Un besito abulense :)
enamoramiento de segundo y tercer párrafo.
y cuarto, por qué no.
muy yo, a ratos... sólo que yo no sé cómo ponerlo.
y el tercero, en el sentido metafórico y literal.
Sé fuerte..., como tus palabras.
Besos
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