Apartentemente simple, pero impenetrable en realidad. Complicado para todo el que intente acercarse tanto como lo he intentado yo.
Creo que solo en el instante en el que estás a punto de llorar, con los ojos clavados en el final de la carretera, como viéndolo todo sin ver nada en realidad mientras te radiografías a ti mismo, eres tú de verdad. Y no pasa a menudo.
No te dejas ser.
Es imposible conocerte.